Siempre recordaré con emoción el ritual de cada año con mi familia: buscar con mis padres y hermanos el destino perfecto para las vacaciones de verano en España. Todos queríamos conseguir el mejor hotel pero cada uno tenía gustos y preferencias diferentes. Mientras cada miembro de la familia defendía su elección con entusiasmo, la ilusión y la emoción de ir de vacaciones se entrelazaban.
En la pequeña cocina de los Ruiz, el sol de mayo iluminaba la mesa cubierta de portátiles, folletos de viaje y un sinfín de sueños por realizar.
Manuel, el padre, fue el primero en presentar su propuesta: “He encontrado un hotel en Salou, justo en primera línea de playa en la Costa Dorada”. “El Hotel Golden Donaire Beach tiene acceso directo a la playa y la piscina principal tiene unas hermosas vistas a pie de playa. ¡Imagina a Lucas jugando en la arena mientras nosotros disfrutamos de un cóctel en las tumbonas del bar!”
Lucas, su hijo de siete años, dejó de mirar su Tablet; “¡Sí, papá! ¡Quiero ir allí! ¡Jugar en la playa!” Su entusiasmo era contagioso y ya podía imaginarse corriendo hacia la orilla, dejando sus huellas en la arena.
Laura, la madre, con un toque de nostalgia en su voz, no puso muy buena cara: “Eso suena bien, pero prefiero pasar las vacaciones en la Costa Brava. He encontrado el hotel Golden Mar Menuda en Tossa de Mar, tiene unas impresionantes vistas al mar Mediterráneo que quitan el aliento. Además tiene restaurante con terraza donde podríamos cenar mientras escuchamos las olas. Además, hay rutas de senderismo y calas escondidas que explorar”. Su mirada se iluminó al pensar en ver el atardecer desde el balcón.
Un hotel familiar con parque acuático
“Pero, mamá”, interrumpió Julia, la hija mayor de quince años y muchos amigos y amigas en sus redes sociales: “la Costa de Barcelona tiene todo lo que queremos. Encontré el hotel ideal de playa y muy cerca de Barcelona, se llama Golden Taurus Aquapark. Tiene varias piscinas, parque acuático y actividades diarias para todos”. Su voz resonaba con la emoción de una adolescente que quería vivir nuevas experiencias. “¡Y no olvidemos las excursiones! Quiero ver la Sagrada Familia y explorar el Parque Güell de Barcelona”, añadió Julia.
Lucas, que se había dejado llevar por el entusiasmo de su hermana, saltó en su silla. “¡Sí! ¡Quiero ir a un hotel con toboganes! ¡Y juegos! ¡Por favor!”
Laura, su mamá, pensó en encontrar un punto medio: “Podríamos encontrar un lugar que tenga un poco de todo. Un hotel cerca de la playa que tenga toboganes, actividades deportivas y también con piscinas, donde podamos hacer excursiones”, sugirió, mientras revisaba la web oficial de Golden Hotels en su teléfono móvil.
Manuel, viendo que la búsqueda del hotel ideal no llegaba a su fin, propuso volver a comentar el tema de las vacaciones de verano durante el fin de semana.
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